En los últimos años, para la difusión de la producción científica, además de los canales tradicionales (revistas científicas, principalmente) y el depósito de los trabajos en los repositorios institucionales, el investigador dispone de una nueva forma de visibilidad: las redes sociales, tanto generales (Facebook, Twitter, YouTube), como especializadas, llamadas redes sociales de investigación.
Las redes sociales de investigación (también conocidas como científicas o académicas) son plataformas que fomentan la colaboración y participación de los investigadores con profesionales de su mismo campo, y, para ello, facilitan la posibilidad de crear un perfil académico, descargar publicaciones, establecer contactos, difundir proyectos y compartir experiencias y recursos de manera rápida y sencilla.
Su característica más importante es que mejoran y agilizan la comunicación científica a nivel mundial: permiten crear grupos de personas con intereses afines, creando vínculos y colaboraciones antes impensables entre investigadores, promueven la ciencia colaborativa en lugar de la competitiva, y potencian la visibilidad, difusión e impacto de la producción científica.
Las más importantes son ResearchGate y Academia.edu. Además, hay gestores bibliográficos que también funcionan como redes sociales de investigación, como Mendeley y CiteULike.
Por último, mencionar que el buscador Google Scholar (Google Académico) también permite crear un perfil de autor y tiene características propias de red social de investigación.